En pleno siglo XXI se sigue acumulando residuos en los basurales a cielo abierto. Esta costumbre arcaica hace del basural un foco altamente contaminante, ya que se suele quemar todo tipo de residuos. Tanto los denominados RSU (residuos sólidos urbanos), como los líquidos y demás desechos. A pesar de que la tecnología ofrece alternativas viables para transformar la basura en energía o abono que disminuyan el impacto ambiental, como la generación el “Compost”, no se ha desarrollado un plan estratégico que plantee un proyecto para está situación. Ante este diagnóstico, el Ministerio de Medio Ambiente a intimado a las Comunas de Maciel, Monje y Gaboto para que detengan la acumulación de desechos en basurales y encuentren una solución. Llama la atención que Medio Ambiente no haya ofrecido una solución concreta para que las comunas lleven a cabo, en vez de enviar intimaciones. Más allá de la forma de proceder que mantuvo el ministerio de Medio Ambiente, se supone que ya ha cumplido su ciclo el basural y, desde las comunas, es oportuno crear una agenda de trabajo para pensar en algún proyecto que cambie esta forma de relacionarnos con la basura.
Uno de los máximos exponentes de la literatura del siglo pasado, Julio Cortázar en el año 1979, escribió un texto en la página 61 del libro Un Tal Lucas, titulado “Destino de las explicaciones”. Tan breve como conciso, expone su curiosidad sobre aquello que denominamos basural. Dice así: “En algún lugar debe haber un basural donde están amontonadas las explicaciones. Una sola cosa inquieta en este justo panorama: lo que pueda ocurrir el día en que alguien consiga explicar también el basural”.
