- 20 de abril de 2024 -
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FORCHINO: El escultor Rosarino que tiene éxito en París

2016-04-22 | Agustin Alarcon
Por Agustín Alarcón.
Durante el mes de Octubre del 2015 (días antes de los atentados) pasé un tiempo en París y tuve la oportunidad de entrevistar al excelentísimo escultor oriundo de la ciudad de Rosario, Guillermo Forchino, que ya por muchos años reside en París. Me costó entender cómo funcionaba el metro, puesto que era mi primera vez en aquel medio de transporte. Antes lo llamé a Guillermo y le pregunté cual es la forma más práctica de entender el mapa, (lo primero que a uno le dan apenas entra al metro). Cuando me detuve en la oficina de información turística, con una mezcla de inglés y español, le pedí ayuda al guía. Conjeturé dos o tres comentarios, me puse a caminar mientras miraba el mapa, mientras miraba los carteles que señalaban las estaciones que dibujaban los nombres: mutualité, Le Republiqué, Odeón, etcétera.  Subí y bajé escaleras como nunca antes. (Obvio la descripción del ticket, así no atasco la lectura) Homenajeando al típico argentino que pisa por primera vez a París, paré a todo el mundo para preguntar cómo ir camino a la casa de Forchino -no fue tan fácil- pero toda experiencia nueva sopesa incertidumbre y, por ende, aprendizajes. 
-¿Cómo estás Guillermo?
-Todo bien. ¿Vos?
-Bien. Contáme un poco de vos. ¿Qué tipo de esculturas haces?
-Hago esculturas exclusivamente para una empresa china que toma el original y las reproduce y las vende en todo el mundo. Imagináte un escritor que le pagan por derecho de autor de sus obras, ese es mi trabajo. 
-¿Qué tipo de esculturas haces?
-Autos, caricaturas, y diferentes trabajos que me pide la empresa. 
¿Cómo era tu trabajo en los primeros pasos que diste en París?
-No era como ahora. Vine a París por una beca. El trabajo era mucho más arduo y tedioso en aquella época. En la actualidad, tengo la suerte de disfrutar más de lo que hago, puesto que los tiempos son otros. La empresa que vende mis obras está consolidada y eso a uno le da tranquilidad para crear con mayor tiempo enfocado en ello. Antes era distinto. Podría decir que ahora vivo de lo que me gusta, y mis obras se pueden comprar en cualquier parte del mundo. Son esculturas únicas que representan diferentes iconos. Está la del panadero, por ejemplo. En París se consume mucho el pan baguette, y hay muchas panaderías. Una escultura de un panadero es algo original para regalar a alguien. Generalmente, la gente que compra este tipo de productos son para regalos empresariales, o quizá, para alguna ocasión especial.
¿Cómo es un día en tu vida?
Yo vivo encerrado en mi taller. No es algo muy divertido para aquellos que les interesa la aventura, pero para mi es apasionante, es mi mundo. Lo bueno es que hago las cosas a mi tiempo, y tengo espacio para los detalles. Básicamente, un día en mi vida es un día en mi taller.  
¿Qué le dirías a un joven que desea emprender el soñado viaje a París y vivir del arte?
Le diría que en la vida hay que seguir el deseo. Si después de todo nos vamos a morir, ¿qué se arriesga con ir hacia aquello que se sueña? Si se sueña con viajar a París y vivir del arte, hay que estar loco para no hacerlo. Si las cosas van mal, siempre se junta la plata para volver. 
 
 

 

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