Editorial: ¿Por qué Barrancas está enlatado?

 

Un pueblo enlatado, generalmente, no suele darse cuenta que está cerrado al mundo, que su mente no va más allá de lo que captan sus ojos. "Sin distancia no hay perspectiva" decía Mark Twain. 

 

Basta con dialogar con cualquier viajante para vislumbrar qué sucede con Barrancas. Enseguida responden: "Qué quedado es el pueblo" "Éste lugar está igual que cuando yo vine hace treinta años", suelen esbozar los foráneos.

 

Ante este consenso general, lo primero que necesitamos entender es: ¿Qué es estar enlatado? 

 

"Personas que viven en un lugar que no cambia, que no mejora", podría ser una respuesta. Para la Real Academia Española "enlatado" significa "contenido ubicado en algún recipiente hermético o sellado". En términos de la jerga cotidiana, cuando hablamos de "enlatado" nos referimos al antónimo de deslumbrante; personas a las que no se les brinda posibilidades y oportunidades de abrirse al conocimiento, a lo nuevo, al crecimiento, a la luz, al desarrollo. 

 

Si existe gran parte de la sociedad enlatada, ¿Qué hace la comuna para traccionar cambios positivos? Mejor dicho, ¿Hace algo?

 

La realidad es harto evidente e indica que las autoridades comunales directamente no disponen de estudios que indiquen dónde están parados en materia educativa y, mucho menos, adónde quieren llegar.

 

Existen múltiples sentencias que afirman que los gobernantes son, generalmente, el reflejo de su pueblo. Otras, suponen que es al revés: el pueblo elige a quien se parece. 

 

Si el conocimiento es un factor clave para la independencia, para la emancipación, para el libre albedrío, para la libertad, ¿No es sospechoso que existan gobiernos que cierren el grifo del conocimiento para su pueblo? ¿Será que es una herramienta silenciosa que pugna por ejecutar una debilitación social serial? 

 

Si nos remontamos a Maquiavelo, precisamente a "El Principe", a Eco con su obra "El nombre de la Rosa", o a la historia que cuenta Bradbury en "Fahrenheit 451", develamos que para los políticos, generalmente, el fin justifica los medios. Y si el fin es mantener el poder, y el medio para lograrlo es debilitar a la sociedad fomentando la ignorancia y prohibiendo el conocimiento, no dudo que sea agendado como tarea para los que ponen los puntos sobre las ies. 

 

Una analogía, una excelente parábola útil para relacionar y formular una hipótesis digna de ser compartida es "La Alegoría De La Caverna". Aquello que denominó Platón en su obra "La República" cuando planteaba La alegoría de la Caverna como ejemplo para explicar, entre otras cosas, porqué las personas se resisten a la sabiduría y qué les sucede a aquellos que insisten con sacar a los que subsisten en la caverna es, sin duda, un claro ejemplo para entender lo difícil que es crear una masa crítica para observar cambios sustanciales. Y más difícil es lograrlo cuando no está en la agenda política. 

 

En Barrancas no existen resultados favorables de ningún tipo en cuanto a la educación, en efecto, la ejecución de tareas con la finalidad de invertir en la innovación y el desarrollo es pensado como un delirio para los gobernantes. Peor aún, un caso emblemático y reciente es el rechazo de la comuna de Barrancas a la solicitud de apoyo, por ejemplo, de una Escuela de Negocios y Emprendedores que arrancó estos días a trabajar en la localidad con el fin de potenciar el emprendedorismo. 

 

El nulo presupuesto en materia de educación es el factor fundamental que determina el aplacamiento de un pueblo que se hunde en un pozo oscuro, día tras día, y se bloquea a cualquier posibilidad de estímulos.

 

Resulta absolutamente distorsivo para la sociedad que los gobernantes ignoren la importancia de generar cambios enfocando la energía en reprogramar la mentalidad de la gente que ha sido anulada por tantos años de desidia y de destrucción masiva de generaciones y generaciones de jóvenes, que condolecieron al no tener un gobierno que los contenga, que les brinde oportunidades y futuro. 

 

Para no quedarnos enlatados es preciso permanecer preguntando, por ello, he aquí otra cuestión: ¿El pueblo es lo último que se tiene en cuenta cuando se llega al sillón de la comuna?