- 25 de abril de 2024 -
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La filosofía como dispositivo de poder | Notición

2016-12-23 | Agustin Alarcon

La filosofía como dispositivo de poder | Notición

 

Por Agustín Alarcón 
 
Darío S. es uno de los grandes filósofos de Argentina que cambió la forma en que se divulga esta disciplina. Soy un fiel seguidor de sus conferencias. La última trata sobre el poder y la tomé como referencia para armar esta editorial.
 
¿Qué es lo que separa la ficción de la realidad? ¿Por qué las cosas son como son? ¿Le conviene a alguien que la realidad sea como es? Son algunas preguntas que se hacen desde el espacio filosófico para desentrañar aquello que se nos presenta como obvio, como cotidiano. 
 
La literatura tiene una íntima relación con la forma en que concebimos el mundo. Ante lo insoportable de saber que se nace para morir, se hace ficción como una anestesia al dolor que provoca aquella sentencia.
 
Cada cultura posee su tradición. Nosotros provenimos de una tradición que cruza el influjo de los pensamientos Judío-Cristiano, Greco-Romano, y nuestro soterrado y originario pensamiento Americano. 
 
De esta manera, se conforma la subjetividad de los sujetos de nuestra región occidental. Con esto quiero decir que, no importa si sos ateo o de alguna religión; de todas maneras, la biblia, el Quijote y demás literaturas fantásticas te atraviesan y te constituyen por medio de los valores que inculcan. Aquellos valores fuertemente  cuestionados por Nietzche; los valores esconden voluntad de poder.
 
Entonces, esa gran ficción que son los valores, nos ordenan y nos sujetan, quizá, para ejercer poder; quizá para evitar que se termine la especie. La verdad tiene que ver con el lenguaje, con esa relación que existe entre las palabras, las cosas y los sujetos. Sin palabras no hay verdad. Pero las palabras salen de las interpretaciones, entonces, la verdad siempre es subjetiva, siempre contiene un interés. 
 
En filosofía, cada vez más se cuestiona la existencia de la realidad. Las cosas son palabras que se multiplican conforme se problematiza el punto de qué es la verdad. Ante éste debate podemos afirmar que la verdad, antes que nada, es lenguaje. La verdad es un dispositivo de poder que se construye a través del consenso de elementos que se presentan como obvios. Allí aparece la filosofía para deconstruir, para sacarle el disfraz de cordero al zorro. Para esto sirve la filosofía, para desnudar la mentira más eficaz. 
 
La trampa de la democracia es que los candidatos ganadores son aquellos que gozan de una brillante retórica. Entonces, no se necesita mostrarse ante el pueblo tal y como uno es, sino más, tal y como el pueblo quiere ver al candidato. Aquí, gana la mentira más eficaz, aquella capaz de generar consenso, aquella que se impone ante todas las demás.  
 
La filosofía nos ayuda a entender las redes que vinculan al poder. Nos ayuda a inmiscuirnos dentro de la verdad, aunque ésta sea tan sólo nuestra interpretación. 
 
 
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