- 02 de mayo de 2024 -
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Pisadas

2016-01-27 | Agustin Alarcon

Entretanto, las palomas seguían expresando todo lo que sus cuerpos ya no necesitaban sobre el techo del auto rojo, recién lustrado, que estacionó Emanuel.

No fue una cosa tan agradable el regresar hacia el trágico paisaje de gotas negras y ácidas sobre la pintura, sin embargo, enfrentó la situación con alguna dignidad (nada de andar puteando), aunque no pudo suprimir del todo el dolor que le provocó ese panorama. Fuera de aquel sobresalto, podríamos decir que la noche se deslizó dulcemente.

Hubo risas, coqueteo, y el alcohol ayudó -como siempre lo hace cuando hay dos personas que no se animan a decirse lo que sienten una por otra-. Entonces, Carla tomó su mano y ya no había nada más que decir; se chantaron un beso de esos que uno ve en las telenovelas, y el agua que se movía hacia sus pies, hacia burbujas que estallaban en ese ir y venir, que marcaba la arena blanda y el viento secaba.

Así fue como la tierra giró lo suficiente para alumbrar de naranja el escenario, y aquellas ropas arrancadas de la piel que quedaron como vestigios, como pedazos que se ensamblaron para formar un todo y desaparecer.

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