El consumo de medios de comunicación actual es frenético, superficial y glotón. Ahora los videos duran segundos porque los consumidores ya no tienen paciencia para esperar ni detenerse en nada. Todo se vive de manera acelerada, sin profundidad ni reflexión. Vivimos en modo tiktok.
Los poderosos antiguamente quemaban los libros para que la gente no piense, hoy ya no hace falta quemarlos porque a casi nadie les interesa. Hay historias que adelantaban este presente: 1984, de Huxley.
Paradoja de paradojas.
Lo que Orwell temía eran aquellos que prohibirían los libros. Lo que Huxley temía era que no hubiera razón para prohibir un libro, porque no habría nadie que quisiera leerlo. Orwell temía a aquellos que nos privarían de información. Huxley temía a aquellos que nos darían tanto que nos reduciríamos a la pasividad y el egoísmo. Orwell temía que se nos ocultara la verdad. Huxley temía que la verdad se ahogara en un mar de irrelevancia. Orwell temía que nos convirtiéramos en una cultura cautiva. Huxley temía que nos convirtiéramos en una cultura trivial. En 1984, agregó Huxley, "las personas se controlan infligiendo dolor. En Brave New World, se controlan infligiendo placer. En resumen, Orwell temía que lo que odiamos nos arruinara. Huxley temía que lo que amamos nos arruinara".
~Neil Cartero
(Libro: Divirtiéndonos hasta la muerte)
