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Homenaje a Mesegué en Barrancas

2016-03-05 | Agustin Alarcon
Durante la mañana del día de hoy, la comuna de Barrancas realizó un homenaje en conmemoración del 13° aniversario del fallecimiento al ex presidente comunal de Barrancas, y referente del PDP Miguel David Mesegue. Este homenaje se realizó en el Cementerio Comunal, con la presencia de las actuales autoridades comunales y vecinos de la localidad. Mesegué es recordado por numerosas obras que ha realizado, y también, por donar la totalidad del sueldo que le correspondía por ejercer la presidencia comunal. Diarios como La Capital y La Nación, le han entrevistado por su particularidad y liderazgo en la gestión. 
A continuación compartimos una entrevista realizada por el diario La Nación a Mesegué 
 
BARRANCAS, Santa Fe.- Nada en él denota poder, ni siquiera para los que saben que lo viene teniendo desde hace más de 30 años. Su aspecto, su trato, es el de un vecino más, como si le importara mucho sentirse así.
Se llama Miguel David Mesegué, un "demócrata y progresista", como le gusta aclarar cada vez que puede, de 73 años, hijo de padres catalanes, único varón entre cuatro hermanos y presidente comunal de Barrancas, este pueblo de vida netamente rural que, para muchos, es el "punto medio" entre Santa Fe y Rosario.
Pero estos son elementos complementarios a la presentación. Lo que hay que saber es que durante estos 30 años "y pico" en que ejerció la intendencia, nunca cobró un sueldo, siempre utilizó su vehículo particular para las gestiones oficiales, no hizo uso de su licencia anual de vacaciones y, cuando cada dos años llegan las elecciones, tampoco hace campaña.
Mesegué se presta rápidamente al diálogo, admite sin problemas que fue intendente durante "varios" gobiernos militares, se ufana de admirar a Lisandro de la Torre y confiesa que la Alianza, a la que pertenece su partido, no le conforma mucho, pero reconoce que "el ciudadano está esperando un cambio en el país".
A lo largo de la charla dirá que, "sacando a Lisandro" no admira a ningún político y que no tiene pensado dejar su sillón en la Comuna.
Mesegué se pasea por las calles de Barrancas donde lo conocen y saludan. En este pueblo de 6200 habitantes, ubicado entre la ruta nacional 11 y la autopista que une Rosario con la capital provincial, es simplemente Don Miguel.
"Vaya si este no es un ejemplo, en momentos en que la política ha perdido todos sus valores morales y éticos", dijo aLa Nación Estela Alarcón de Ojeda, quien pasó los últimos 13 años en la Comuna como asistente social y como empleada administrativa.
Nadie le cree a la mujer cuando, acercándose con una carpeta con expedientes a la firma, presuntuosa afirma: "El año próximo, cuando haya elecciones, vamos a votar a otro". Su presidente Comunal tiene la respuesta a flor de labio: "Si ese al que ustedes van a votar pierde, y yo soy otra vez el presidente comunal, voy a cambiar todo el personal", dice muy en broma.
El diálogo, sin desperdicios, se desarrolla en ese clima cordial, típico al que se unen los vecinos de Barrancas. Por algo lo eligieron como su gobernante tantos años.
La política, una vocación
Lo concreto es que Miguel Mesegué, nacido en Barrancas y casado con María Teresa Novau, una vecina de la localidad de Monge, cerca de allí, llegó a la Comuna en 1965, cuando gobernaba el país Arturo Illia, y la provincia, Aldo Tessio, ambos radicales. "Pero me he llavado bien con los otros gobiernos, hasta con los militares", aclara.
"Ahora somos presidentes comunales, pero en aquel entonces éramos de la Comisión de Fomento. (Juan Carlos) Onganía nos impuso el rango de Presidentes de Comuna. Y como creo que uno debe ser útil a su pueblo, decidí trabajar por él. Por eso no quiero ningún tipo de previlegio. Pretendo ser un vecino honorable de Barrancas, y llevo un estilo de vida que me enseñaron mis mayores", dice, preparándose para el reportaje.
-¿Cómo vive un funcionario sin cobrar sueldo y aportando su coche al servicio de la Comuna?
-Vivo muy austeramente. Tuve que dejar una panadería de mi padre, pero sigo con campos de mi propiedad y de mi familia. Económicamente tengo lo suficiente, aunque vivo en la casa que perteneció a mi padre. Nada de lujos. Así me enseñaron: que aún ocupando cargos públicos uno debe vivir del esfuerzo propio...
-¿A qué obedece este tan prolongado tiempo al frente de la comuna?
-Algo me debe querer este pueblo, porque nunca hice campaña electoral antes de una elección. Soy un vecino más, ando con tranquilidad por las calles, sin hacer ostentación de mi cargo. Por eso nunca me tomé vacaciones...
-Parece un episodio sacado de una película surrealista...
-Eso lo dice usted. Considero que no es un gran mérito personal actuar de esta manera, sino que es lo que corresponde. ¿O será que el país está en una decadencia ética tal que esto que hago tiene un valor que yo mismo no le doy?
-¿Y usted que observa?
-Mire: problemas hay, como en todos lados. Acaso sea por una ambición desmedida...
-Cambiando de tema ¿conoció a Lisandro de la Torre?
-El fundó el pueblo. Mi padre se carteaba a menudo y conocí su ética. Era de los demócrata progresista con mayúscula, cuando el partido tenía valores morales. Eso para mí es lo rescatable. En cuanto a mí, nunca me gustó fracasar en la vida. Claro que no soy un hombre perfecto: errores he cometido.
-¿A quien admira?
-Ayúdeme. Si retiro de la nómina a don Lisandro, ¿a quién? Hay pocos para admirar.
-Ud. fue funcionario de los militares...
-Y hoy sostengo con firmeza que la democracia es el mejor estilo de vida que ha creado el hombre, cuando sus poderes funcionan...
-¿Le conforma la Alianza, a la cual pertenece su partido?
-No mucho, pero reconozco que el ciudadano está esperando un cambio en el país. Hay que ver si el ciudadano sabe votar, y eso vale también para mi caso. En política, nunca me he dejado invadir por lo emocional, sí por lo racional.
-¿Podríamos decir que esa fue una constante en su prolongada trayectoria comunal?
-La comuna es el gobierno de un pueblo y no de un partido, de ninguna manera. A la gente, al ciudadano, no le pregunto a quién va a votar ni a qué partido pertenece. Acá no tenemos problemas políticos y, si surge alguna diferencia, conversamos, como se debe hacer entre gente civilizada.
-Con todos estos pergaminos, uno se atreve a pensar que hay Mesegué para rato en Barrancas...
-Y... eso lo tendrá que decidir la gente cuando vaya a las urnas. Si me voy, desearía dejar Barrancas en buenas manos, es decir, a gente que piense en el pueblo y por el pueblo, porque mi meta fue siempre esta localidad. No me interesa hacer méritos para escalar posiciones...
-¿Ni siquiera para ocupar una banca en la Legislatura?
-Tuve innumerables propuestas. He respondido que no y seguiré diciendo que no.
El reportaje parece terminado. Don Miguel cuenta todavía alguna anécdota, se ríe, atiende a los que se lo piden, y comenta con emoción el amor que tiene por Barrancas, este pueblo al que le dedicó la vida.
Es un hombre sensible, de una memoria brillante. Y no lo dice él, lo apuntan todos los vecinos con los que La Nación se cruzó la tarde en que vino a entrevistar a quien todos tratan como "don Miguel
 

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