El debate presidencial entre Sergio Massa y Javier Milei emitido durante la noche de este domingo 12 de noviembre, me dejo sabor a poco. La falta de propuestas claras de ambos candidatos y la prevalencia por la discusión pareció opacar el sentido del encuentro; donde me parece que deberían haber ido para mostrar de forma simple y clara aquello que quieren hacer con el país.
La gran falla que se observa en esta clase de debates es que está preparado para llegarle a toda la población y en realidad, no impacta a la gente porque el lenguaje que usan los candidatos no tiene un espíritu de divulgación; de explicar de modo simple lo complejo. Por ello, no tiene en cuenta al que está del otro lado de la pantalla, con esto me refiero, a que la mayoría no los entiende cuando se pone a discutir tema técnicos, utilizando términos específicos del círculo rojo.
Desde la docencia se podría decir que no hay una transposición didáctica en relación a qué no se adapta la complejidad del conocimiento específico al público que lo escucha. Entonces, el mensaje de los candidatos que se supone debería llegar al ciudadano común, no llega, porque el ciudadano común no entiende absolutamente nada de lo que están hablando. Este hecho habla del extraordinario desentendimiento de parte de la esfera política en cuanto a comunicación se refiere.
Esta clase de debates solo funcionan si están pensados para dialogar entre ellos en un bar, no para que lo entienda mi abuela "pocha", que los escucha mientras teje crochet en el sillón.
Además, el sentido del debate no tiene que ver con ganarle a otro. Sino, simplemente, contar que vas a hacer en materia de seguridad, educación, economía y demás temas que atraviesan a la sociedad. Y contarlo de una manera extraordinariamente clara y simple. Otra vez el espectáculo televisivo le gana al objeto del debate que es ayudar a la gente a entender a cada candidato para tomar su decisión el próximo domingo 19 de noviembre; un día histórico para nuestro país.
